jueves, 10 de febrero de 2011

De homònimos y heterònimos...

De homònimos y heterònimos...
   Andava yo hace unas semanas por los Valles Calchaquìes ( si os parece curioso el nombre, esperad a oir el de los indios que habitaban la zona de la actual Còrdoba: ¡los Comechingones! Y no es broma) cuando en la cocina del hostel familiar de Humahuaca ( primera noche en Argentina tras las aventuras bolivianas nada livianas)  vi ese mapa a colores de las provincias de Jujuy y Salta donde aparecìa Ledesma y me dije que por què no.
 
   Indagando en guìa y mapas todo parecìa confuso.
   Esa palabra, Ledesma, tan grandota en el mapa de la pared, no salìa en los mios. Solo un pueblito llamado Pueblo Ledesma.
   Y preguntaba, y nadie sabìa darme certitudes. Sì, a todos sonaba, y fuerte, el nombrecito de Ledesma, pero unos decìan que si era una zona, otros que una ciudad. Ya en Salta lo veo en la terminal de òmnibus como uno de sus destinos.
   Resulta que Ledesma es màs que un lugar; viene a ser una parte que se yergue sobre el todo. Me explico: es un barrio de una ciudad ( Libertador General San Martìn, 47.000 habitantes) que pariò a la propia ciudad y puso en el mapa la zona entera.
   Un ingenio azucarero de tropecientas mil has.
   Con deciros que hace unos años donò 76.000 para crear un parque natural (Calilegua)...
   Y allì que me fui, a esa ciudad ( Libertador General San Martìn), que en el billete ponìa Ledesma.
   Y allì que me planto. Fea como un escupitajo ( ¿son realmente feos los escupitajos?...), un idem del ingenio, del que ademàs participaba de su olor a melaza.
   Tomando un taxi colectivo ( taxis con recorrido quasi fijo) uno puede ir al ingenio ( Pueblo Ledesma). Tres kms. que te trasladan a otra dimensiòn.
   Dominàndolo todo, como una especie de templo de la antigüedad, la gran mansiòn ( rìanse de aquellas de los latifundistas algodoneros del sur de los EE.UU., tipo "Lo que el viento se llevò"; màs grandota, y esta rosada. Con su jardìn y su de todo, eh) corona a su vez el ingenio. Frente a ella, un parque brutal, de grande, pulcro y solitario ( en la ciudad no lo hay) y casas segùn un orden bien definido: primero las de los ingenieros, despuès, resto de trabajadores cualificados. Tipo chalets o villas ( estoy escribiendo en español de España, claro) bastante inusual en la Argentina que hasta hoy conozco.
   ¿Y dònde crèeis que està la gendarmerìa nacional? ¿En la ciudad? No, entre las villas del segundo anillo. Y una escuelaza, de esas con edificio imponente. De todo, vamos.
   Me pongo a chafardear ( siempre lo intento) con un guardiàn que no deja de coquear. Pero no coquear normal, no; este no deja de meterse màs y màs hojitas durante la media hora larga que conversamos. Ni en Bolivia habìa visto algo asì; ¡ què aficiòn! Me dice que èl recuerda cuando les cambiaban los nombres a los trabajadores que traìan de otras regiones apilados. Los bautizaban como: 1º, 2º, 3º... Y los desinfectaban rociándolos." Pocas cosas han cambiado realmente, salvo que ahora llevamos tenis", sentencia el gran coquero.
   Los dueños, mundo aparte. Una especie de saga que transmite el poder ( directivo) por apareamiento con la hija hembra del macho dominante. Esto es, familias que tiene una sola hija, la casan y el marido toma las riendas tras ser ungido. Esto se ha repetido`por dos veces.
   El emporio " posee" màs de 7.000 personas. A la producciòn originaria ( azùcar blanquilla) han añadido ( como implemento les gusta decir) fabricaciòn de papel con la melaza y otros: naranjas, jugos, carnes...
   No viven aquì, claro, sino en BA. Se dejan aterrizar cada tanto para dar cuenta de su omnipresencia ausente ( tanto tiende a mucho), y montan alguna reuniòn. En esos dìas, tocan a rebato en el ingenio: ¡muda nueva!
   Ojo, tienen aeropuerto propio; en Calilegua.
   Esta gente ( ¡hay que verlas fotos del consejo directivo!: asusta su melindrosidad de nuevos ejecutivos; gente parecida imagino yo dirigiendo limpios campos de concentraciòn...) no descuidan el aggiormamento de su imperio, claro. ¡Para eso han mandado a sus huestes elegidas a las mejores escuelas de negocios del mundo! E, imbuidos de esos nuevos espejitos de colores que son la "Responsabilidad Social Corporativa", crean  su mundo virtual: ceden parte de sus tierras ( las menos productivas) para el Parque Natural, inauguran un Centro de Visitantes. Y otras màs, claro. Siempre como envoltorio para que su huevo de oro quede bien preservado. Y hasta dejan que otros lo disfrutemos a distancia, cuàndo y còmo ellos deciden, obvio.
    El Centro de Visitantes es un claro ejemplo de estas pràcticas bucólico-pastoriles. Ni  gota de crìtica. Te muestran el proceso de elaboraciòn del azùcar, pero omiten todo lo que se refiere al blanqueado y refinado, què curioso.
   Como decìa el coquero imperturbable, realmente, nada ha cambiado. Salvo los tenis, me olvidaba.


lunes, 3 de enero de 2011

Me azuzan l@s fans, ergo...

   Tras el aluvión de peticiones ( una, la del Pueyo aburrido y vacacional) no puedo sino atender tales y escribir, mal que ahora tenga más hambre que ganas.

   No, con gusto. Y le agradezco el empujón.

   ¿Que dónde anda el primaveras del Baku ya entrados en el 2011? Pista: en los 100 ms. alrededor del hostel hay como 4 "parrilladas". Eccolá, La Argentina, infierno de vegetarian@s.

   Bolivia atrás ( tiempo tendremos de profundizar en el altiplano y otros planos), llegamos a la etapa argentina. Coño, como el Dakar, que mañana mismo pasa por esta ciudad.

   Ah, que todavía no había dicho el nombre de la ciudad; Salta la linda.

   Un buen lugar, ya lo creo. Clima agradable todo el año. Ell@s dicen que solo está a 1.100 ms. Hay que joderse, eh. Todo es relativo; hasta Einstein es relativo. En España, 1.100 ms. es terrotorio de secadero de jamones; por el frío, digo.

   Pero es cierto que su clima es muy agradable. Y no porque hoy, 3 de enero del año que ya se va corriendo de 2011, uno ( yo aclaratorio) vaya en chanclas, sino porque me han dicho que el año pasado , atención, ¡nevó! ¡Llegaron a estar a 4-5°! Inaudito. Creían morir, cita textual del ciudadano que atiende la oficina de turismo, un lugareño, vamos.

   Por cierto, ya que ha salido ( y pasa) el rally Dakar por estos pagos, no se os antoja, como poco curioso, que este rally ( una tontería, el más importante del mundo), que se llama Paris-Dakar, ni salga por Paris ( va para varios años) ni acabe en Dakar, ni siquiera en África...Cosas veredes.

   La Argentina, al menos esta zona norte ( aclaro para quienes quemaron los libros de geografía en la pira del final de la secundaria), provincias de Jujuy y Salta, está siendo un bálsamo reparador tras Bolivia. Aquí uno ( otra vez yo, aunque esta vez no solo yo) puede comer otras cosas más allá de la barrera del arroz con pollo. ¡Y hasta he visto gente sonreir y abrazarse; un escándalo!

   No quiero ser duro con Bolivia y sus gentes, eh, pero La Argentina, siendo el doble de cara, es mucho más que el doble de "mejor". Sin duda. Ojo, no hablo de la naturaleza, que ese es otro cantar y ya le pondremos letra en otra entrada.

   Sí, aquí, por ej., uno ( yo, otra vez yo, pesadez) puede encontrar un ordenador que vaya más o menos y, oh tempora, oh mores, un poco de silencio para sentarse a escribir sobre su teclado normalizado en cristiano (léase con sus letricas y, además, ordenadicas) y poder acabar sin que suceda cualquier tipo de desastre, tipo que te apaguen sin avisar, qué sé yo.

   Incluso creo que voy a ser capaz de adquirir las viandas necesarias para lanzarme a crear una ¡tortilla de patatas! Eso sí, cuando no haya féminas en derredor, que como todo el mundo sabe y se encargó de categorizar el Gran Pollo-Gallo, es un potentísimo afrodisíaco. Su preparación, aclaro.

   Desde la frontera he pasado por pueblecitos encantadores y con unos cerros de ensueño ( véase; cuando se pueda, que sigo sin cámara, el llamado de los 7 colores); y qué toponimia: Humahuaca, Tilcará, Pumamarca. A mi me resuenan bonito.

   También ha cambiado bastante el paisanaje, el de los lugareños y el de los viajeros. Gentes que ya miran a la cara y turistas jóvenes con carpas ( tiendas de campaña) en legión de a 4 y con sus termos y materas listos para desenfundar.

   Y yo ( ssshhhoo) también voy detectando ciertas mudanzas en comportamiento y ánimo propios; ¡ay, si ya tuviera un buen hagiógrafo! Anteayer me vi comprando un cortavientos ( del otro, el Tsunami de los mil maravedíes, me despojaron los ciudadanos ladrones); digo, un cortavientos azul clarito. Os recuerdo que los dos colores que menos me gustan en ropa son el azul y el marrón. Pues adquirí la prenda azul ( alto ahí, cazadores de gatos de tres patas, que había otro rojo) y tan contento, oye. Y cuando, en la habitación compartida del hostel, lo puse sobre la litera vi, con cierto asombro, que también la mochilita ( también robada, también comprada) era azul clarito. La más económica ( 40 bolivianos; un euro= 9 bolivianos), pero azul.

   Insisto: si ya tuviera un buen hagiógrafo, quizás hablara de la época azul, o así.

   En todo caso, os quiero.



domingo, 12 de diciembre de 2010

Gajes del viajero, o los socavones del camino...

 
   Querid@s del otro lado del blog y del océano ( l@s más): las andanzas blogueras de este primaveras parece que se truncan, al menos por un tiempo.
 
   Su retraso ( aprovecho para disculparme) deviene parón. Ayer nomás me robaron toda la mochila tecnológico-informática, amén de otras cosa de valor: ordenador, cámara de fotos ( con sus más de 3.000), radio, accesorios, gafas ( de sol y graduadas), linterna, medicación que tomaba ( nada grave, pero...), guía ( te la repondré, Jorge), libros ( lo siento, Ernesto; sin leer estaba)...Hasta el papel higiénico, joder.
 
   Yo pensaba, uf, qué putada, pero al menos me han respetado la chamarra de goretex de milones de maravedíes. Pues mientras pleiteaba con los polis, zas, me la levantan; como os lo cuento. De traca, vamos.
 
   No es por los más de 1.000 euritos ( no hay, claro está, seguro), sino por la desazón que se te queda cuando te quitan de tirón el cordón umbilical con los afectos: el cuaderno con las notas para escribir-os, las direcciones de las gentes maravillosas que he ido conociendo en el camino, las fotos...Todo eso desaparece de golpe y duele, duele mucho.
 
   Y la cabeza, que no deja de recrear, imaginar y otros tiovivos.
 
   El camino tiene esto también; socavones donde quien va a saltos de alegría a veces no ve y se estampa.
 
   Sigue habiendo camino, y espero seguir disfrutándolo, aunque me vais a faltar mucho mucho; no tanto las cosas, vosotr@s. Si antes era complicado enviar entregas, ahora ya no sé...En fin, disculpadme si no encuentro cómo hacerlo, eh.
 
   Dos lecciones( caras caras) he aprendido. Digo, en lo inmediato. Una, que cuando uno viaja solo las hienas te atacan; era el único blanquito en el bus ( fue en el autobús La Paz-Cochabamba). Recuerdo ahora que cuando vamos más de uno, la cosa cambia mucho.
 
   Dos: la absoluta y total ineficacia, incompetencia, inutilidad supina, de las policías de por aquí. Y no solo la falta de medios ( en la Unidad Especial contra el Crimen no saben escribir, ni tienen bolígrafo, ni teléfono), sino la dejadez e inoperancia de las personas. Criminalizar a la víctima; solo eso hacen. Ah, y llamarnos racistas; está de moda-Morales.
 
   Querid@s mi@s, os dejo por ahora. En las páginas del blog, que no en el camino y sus polvos.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Comienzan las "javieradas"...

Ya tardaba, ya, el bueno de Javier en caer en alguna de las suyas ( suyas sus sogas, suyos sus trompicones). Y no será la última, témome.
Nuestro tontaina alquiló su bici y se lanzó a hacer ese recorrido que todo el mundo aseguraba era fácil: Pukará de Quitor, Garganta del Diablo y Catarpe.
¡Bien por el comienzo: encuentra el camino sin perderse una sola vez!
Ya adentrado en el camino se va extrañando de que, cual escena de El Expreso de Medianoche, todo el mundo viene de frente, nadie en su dirección. Algo raro, pues no son las 16 h. todavía.
Bueno, sigamos. Más de lo mismo: vienen y vienen; nadie va, salvo yo mismo amén.
Parada en el Pukará de Quirón.
Se llaman pukarás a esas construcciones defensivas que los atacameños hacían para defenderse, ya entre ellos, ya de los Incas, ya luego de los españoles. Obviamente, en cerros apropiados, como este en Quirón, famoso por ser el último que resistió a Pedro de Valdivia. Que, además,. está bastante conservado y aun restaurado en parte.
Seguimos.
¡Coño, un rio! ¿ Y esto? Nadie me había dicho. Busquemos por donde cruzarlo. Pues parece que no queda más remedio que echarse con la bici. Con algo de carrerilla, lo sortearemos; malo será. Malo fue. Como suele pasar en estos casos ( ¡olé por Murphy!) justo en mitad, al agua que caigo. ¡Qué le vamos a hacer, tampoco es tan grave!
Seguimos. Y ya nadie en derredor, ni de frente siquiera. Raro, raro.
Al Cañon del Diablo pues.
Impresionante. Un desfiladero más terroso que rocoso, pero angosto en un punto que hay que dejar la bici y seguir a pie. Precioso, espectacular. ¡Qué raro que nadie ande por aquí, no!
La verdad, es acojonante y acojona un poco. De esos lugares donde la soledad y el silencio atenazan. Y más al cobardica de nuestro héroe de pacotilla.
Hala, volvamos al camino, que no hay por qué tentar en exceso y ya hemos visto un buen tramo del Cañon.
En eso estamos cuando, al doblar una loma, zas, tres perrazos enormes. Bien de adrenalina y de recuerdos de pasadas experiencias perrunas al cerebro ( quizás recordéis la aventurilla del Gran Hijo del Can en Palmira del año pasado...), apresurada media vuelta y a tope de pedaladas sin más dilación. ¡Coño, el río de antes! Más de lo de antes, pues. Y, con el miedo, a buscar otra dirección bordeando. Y unos metros más allá, otra caída al agua. Y otra para seguir escapando y esconderme un rato.
Chipiado y acojonado, me entretengo en seguir acojonado y escondido. Ya al rato me atrevo a salir. ¡Pero si hay que volver a cruzar el puto río! Pues hala, otra de agua.
¿Sabéis cómo se llamaba el río? Putama, que ya tiene guasa, ya.
Y a seguir. Y nadie en derredor, ni hombres ni canes. Y vamos haciendo kms. y horas. Raro, raro.
Se divisa Catarpe y se acerca el crepúsculo, y yo aquí, solo y mojado. ¡A que pasa cualquier cosa y se me echa la noche encima! Y yo con estos pelos ( léase mojado y con cara de susto). De vuelta sin más.
Orden recibida, orden acatada. A S. Pedro Atacama sin más demora.
Ah, el río; ya sabéis...
Y a toda pastilla al punto de salida. Y ahí sí, ya al final del trayecto de vuelta me cruzo con dos personas, uf.
Y llego al pueblo con bien. Helados los pies, añado.
Me cambio, agarro cuanto puedo de abrigo y voy a devolver la bici, que cierran a las 21 h.
No servirá de nada a la literatura de aventuras, pero quizás sí a la objetividad saber que luego vi a esos mismos canes paseando por las calles de SPA. Ni eran tan grandes, ni tan solitarios ( su dueño los seguía).


La Serena y el cielo idem


Dejamos a nuestro intrépido Primaveras camino de La Serena, ciudad a la que llegó con bien tras sus buenas 16+2 horas de bus. Digo + 2 porque, con ser domingo no había pasajes en los buses directos y tuve que coger ( perdón, tomar) uno que iba a Calama y, de allí, esperar un rato y otro para S. Pedro de Atacama.
Primer contacto con los buses que llevan semicama y cama; arriba y abajo, respectivamente.
Son, evidentemente, más cómodos y te dan hasta cena ( muy similar al plástico alimenticio de los aviones), pero un bus es un bus y 16 horas de noche pesan, independientemente de altura o latitud.
Digresión: en SPA, hablando con un guía que provenía de Santiago, aunque estaba afincado allí, me decía que cada tanto iba a Santiago a ver a su hija. Ante mi asombro al recordarle que distaba muchos kms. él zanjó la cuestión con un sencillo y claro: " solo son 24 h., un solo día de viaje". Y no le faltaba razón numérica. De nuevo se nos evidencia que hay muchas cosas relativas, hasta Einstein resulta relativo a veces, ¿no?
La Serena, segunda ciudad fundada en el hoy Chile ( a Pedro de Valdivia el omnipresente se le hacía demasiado largo el tramo Santiago-Lima y decidió que convenía a sus tropas parar en algún punto del camino y, de paso, crear una cierta infraestructura admtva.-militar) hace honor a su nombre, a fe mia.
NI demasiado grande ni pequeña, ni fría ni cálida resulta acogedora. A su lado, tocándosen ya, Coquimbo, otro Benidorm-Villa del Mar.
Feliz encuentro en el hostel con Geo y Marion, pareja de dos, francesa, que recién llegan de N. Zelanda en su viaje alrededor del mundo de un año. Con ellos visito la ciudad y hacemos alguna excursión, pero eso ya es cosa de la siguiente entrada...









De cómo el cielo andino se ve que te ve...



Alguna excursión, decíamos. La primera, al observatorio Mamalluca. Aclaraciones al tiro: observatorio astronómico y Mamalluca quiere decir montaña resbaladiza.
Hay que decir que en esta zona de los Andes ( La Serena está en la costa, pero en un rato nos metemos en cordillera) el cielo es tan limpio que se han instalado 6 observatorios de entidades norteamericanas y europeas.
Cierta decepción al saber, ya en viaje, que Mamalluca es un observatorio para turistas y no uno profesional en uso. Bueno, es lo que hay. Ah, también hay luna llena, lo que impide ver las galaxias y demás con claridad; demasiada luz.
No sé si debería apostillar que hacía frío, bastante frío.
En todo caso, experiencia fantástica: explicación astronómica sobre el origen del universo, proyección en bóveda y comentarios varuios a cargo de guías astrónomos. Y la luna, y Júpiter, y el cielo austral, tan distinto al nuestro ( norte).



Tras las huellas de Gabriela Mistral...



Dos premios Nobel de literatura otorgan a Chile un lugar de prevalencia en las letras.
Ya hablamos del camarada Pablo Neruda ( más bien de sus casas); ahora toca la Mistral.
Sí, Gabriela MIstral, la segunda mujer en obtener el Nobel era chilena, nacida por estas tierras, en un pueblo del Valle de Elqui, aquí al lado, vamos. Vicuña es el nombre del pueblo.
Antes, dos informaciones al tiro: el Valle de Elqui es un lugar conocido en todo Chile por producir la mayor parte del licor llamado pisco, el más popular en Chile. Una especie de aguardiente de cerca de 40º que sale de la fermentación de una variedad de uva.
Con el tiempo, va aumentando la producción de vino en el Valle, pero el pisco sigue bien presente. Todo esto en detrimento de los frutales, que se han ido arrancando a destajo para el cultivo de la vid; exportación manda.
Pero lo que sorprende al viajero cuando visita el Valle es el milagro del agua: desde la ruta el verde de los viñedos, poderoso, supone el motivo central en un cuadro alargado en el que el marco, tremendo de grande y de gris, lo ensalza. Un espectáculo.
Y una singular proeza humana, pues aquí solo llueve unos 15 días al año. Ahora bien, el aprovechamiento del recurso es sorprendente ya desde antaño.
En el camino, la Ruta G. Mistral, el pueblo G. Mistral, el puente G. MIstral, el museo G. MIstral, el polideportivo G. MIstral, las plazas y calles G. MIstral...
Gabriela Mistral nació, claro, en este Valle, en Vicuña, pero al poco su familia se mudó a Monte Grande, otro pueblecito del Valle, donde pasó su infancia y adonde pidió ser llevada muerta por haber sido el tiempo más feliz que recordaba haber vivido. Hasta legó los derechos de su obra a los curas de la zona para su administración en beneficio del pueblo.
Se hacía llamar Gabriela Mistral ( Gabriela por una poeta de la época y de la zona y Mistral por el viento del Valle), pero fue bautizada como Lucila del Perpetuo Socorro. Y fue bautizada apenas nacida, pues se la veía tan débil que temían muriera; así la encomendaron al Perpetuo Socorro.
Fue nombrada cónsul de Chile en varios lugares del mundo, entre ellos Madrid, donde se codeó con MIguel Hernández, F. Gª Lorca y otros muchos y llegó a obtener el premio nacional de literatura de Chile ¡6 años después que el Nobel!
Su poesía es a veces desgarradora ( en lo poco que la he leído, eh) y se sabe, detalle sin importancia hoy, no así en su época y sociedad, que era lesbiana.



Al tercer día en La Serena viene Tais, un holandés trabajando en Chile por unos meses que se presenta con la inmediata disculpa por el feo partido de su selección en la final del mundial de Sudáfrica. Para las chicas informo que este verano hubo mundial de fútbol.



Y con estas gratas impresiones en retina y corteza cerebral ponemos rumbno a San Pedro Atacama; el desierto más desierto del mundo nos espera.












domingo, 21 de noviembre de 2010

Vengo de irme...

   De despedirme vengo, del Océano Pacífico, aclaro, por un tiempo.

   Mis pasos ahora van hacia el interior y los idem.

   Dejo, pues, a mi espalda este oceanote grandote, de playas salpicadas de banderas rojas y alguna caleta, bien pocas, donde dan tregua al bañista. Este oceanote de aguas indomables, de  resaca y tente tieso. Este oceanote de arenas poderosas y grisáceas. Este oceanote de Humbolts y otros que le van añadiendo sus apellidos como los mejillones se adhieren a las rocas. Sobrio cual románico, las olas van llegando con su grueso contrafuerte, que parece que hayan de soportar la América toda, como si se venciera hacia este lado.

   A este mar de mares dejo, por ahora, a mi espalda, que los interiores ( los de la Pachamama y los que uno lleva dentro por descubrir aún) me reclaman.


   Creo que por un tiempo, quizás meses.


  

martes, 16 de noviembre de 2010

De casas, y otras cosas.

   ¿Os habréis fijado, seguro, en el inteligentísimo, a la par que atinado, comentario de nuestro Paco R., no? Ojo, sin asomo de coña, eh. Lo digo tal cual.

   Y da para mucho, ya lo creo. Que si las ideas preconcebidas, que si la simplificación de las mismas, que si la coherencia ( y en esto, tela, eh, que solo para ponernos de acuerdo en su contenido ya la tiramos larga), que si las "verdades", que si los envoltorios...

   ¡Quién soy yo para meterme a opinar de cosas que me exceden y debatir sobre el sentido de lo que nuestro bienamado Paco dice! No, no llegaría más allá que de unas frases más o menos ocurrentes, más o menos intuitivas. Osea, tontadas.

   Dejadme, pues, seguir con lo que había iniciado antes de que Paco elevara el tono hasta llevarlo a la esencia de las cosas; esto es, en el terreno de la mera improvisación facilona. O, como dicen aquí, " al tiro".

  " A menudo es difícil ser rojo sin un patrimonio que lo permita y D. Pablo lo tenía", dice P. Pues bien rojo podía permitirse ser; su patrimonio, al menos el inmobiliario, era de aúpa. Tres casas como tres palacios, de esas que te quitan el hipo; o te lo dan. Digo, tres de esas que eran suyas-de-él, solo de él, que fue dejando otras en manos de sus ex-esposas.
 
   Vale que le viniera por cónsul  y no por poeta ( los posibles, se entiende), pero por comunista se tenía cuando las fue adquiriendo. Hablamos de bienes raíces donde echó las idem, que tuvo también otras casas por el ancho mundo.

   Dejadme, ya que las mentamos, que os diga cuatro cosas de estas propiedades. Repito, sin intenciones ocultas: la de Santiago, en una zona privilegiada, a las faldas del Cerro San Cristóbal. Aún hoy es un lugar verde y espectacular. La Chascona, la llamó, por el revoltoso cabello de su mujer de entonces, Matilde.

   La de Valparaiso, La Sebastiana, se halla bien iniciada la subida a uno de los cerros de la ciudad, y desde ella se divisa toda la bahía; otro espectáculo.

   Y llegamos a la Isla Negra, que, por cierto, no es isla; su favorita. Ahí vivió bastantes años entre ellos los últimos. De ahí lo sacaron, enfermo, para morir en un hospital de Santiago. Esta casa es una obra de arte que fue diseñando conforme los años iban pasando desde el momento en que compró el terreno y la comstrucción (70 ms) que en él había a un español hasta sus 700 ms. actuales.

   Voy a intentar describiros algunos aspectos que yo creo de interés, pues no se puede fotografiar el interior, que es donde reside su esplendor. Amén del emplazamiento, claro está.

   Digamos que son como dos concepciones: una, de barco ( a él le gustaba calificarse de marinero en tierra); la otra, según el modelo de las casas del sur donde vivió de niño.

   La primera, con techos curvos y puertas angostas, como si de un verdadero barco se tratara. Colecciones de figurasde cascarones de proa y popa que quitan el aliento, ventanales descomunales hacia el mar, ese mar de piedras negras que dan nombre a la zona.

   La segunda, más libérrima, tiene salas dedicadas:  a un enorme caballo de papel cuché, un retrete erótico-surrealista...

   Se ve que gustaba de coleccionar cosas y las hay ( colecciones) por doquier. No colecciones menudas, no, sino muy trabajadas. Cristalería, loza, conchas, barquitos en botellas, instrumentos náuticos, máscaras, instrumentos de navegación, diablillos mexicanos, tallas...Todo con un gusto refinado.

   Por lo visto recibía a sus amistades y hacían mascaradas, preparaban aperitivos exquisitos, celebraban fiestas. Pero, he ahí lo sorprendente ( para mi al menos), nunca preparó una habitación para que se alojaran. Por muy espaciosa que era la casa, no se quedaban en ella las visitas; y eso estaba más bien a desmano en aquellos años.
   Fuera, su tumba y la de su última mujer ( no se puede decir que las coleccionara, pero tuvo varias también) en lo que sería la proa de un barco. De esto sí creo que hay foto.

   No sé porqué ( realmente no se parecen en nada) me venía en mente la casa de Port Lligat de Salvador Dalí.


   Vamos con las otras cosas. No pretendo ni ser exhaustivo ni sistemático, eh. Cosas al tiro, como decíamos: a veces intento meterme en la piel de alguien que llega a España por vez primera y descubrir en este juego qué me chocaría por las calles. Siempre he pensado que la gran cantidad de bares y estancos. Pues las farmacias vienen a ser aquí lo que los bares y estancos en España. Las hay por castigo. Si estás enfermo, vas a la farmacia antes que al médico; por cierto, apenas se ven consultorios. El otro día y viendo que la guerra de trincheras contra el virus no me daba buenos réditos, a la farmacia que me fui en Valparaiso. Esperé mi turno ( había otros " pacientes" explicando sus síntomas) e hice lo propio: le conté a la química ( así se llaman quienes regentan estos establecimientos) lo que me pasaba, le tosí, contesté a sus preguntas y me hizo un tratamiento: expectorante y antibiótico 500 mgs. Como yo quería indagar sobre estos procedimientos ella me aclaró que el mancebo no hubiera podido vendérmelos, pero que ella sí, pues era la química. De eso hace tres días y cierta evidente mejoría.

   De resultas de estas mis pesquisas he descubierto que la sanidad pública tiene muchas carencias y está muy muy corrompida. Me explico: Ángel, que lleva varios años viviendo aquí y cuya esposa e hijos son chilen@s, fue muy claro: si tienes una enfermedad muy grave, te mueres; y si es solo grave, probablemente también, salvo que tengas dinero y vayas a la privada. Otro chileno me explicó que la corrupción en la sanidad ( fundamentalmente con las recetas y medicamentos) era producto de los bajos sueldos del sector. Sea por eso o por otras razones, nadie discute que la corrupción es grande.

   Las casas: por lo que voy observando por ciudades, pueblos y carreteras, las construcciones suelen ser de planta calle nomás, al menos extrarradios y mundo rural. Y de muy mala calidad de materiales: madera, chapa, techos de zinc. En la Santiago de las zonas de servicios y residenciales, todo cambia.

    Al aguacate, nombre amerindio donde los haya, lo llaman palta.

    En los restaurantes te preguntan que qué quieres como agregado ( acompañamiento de plato principal).

   Ves" la polla" por todos lados; están refiriéndose a un juego de lotería muy popular.

   La verdad es que tienen una enorme riqueza de modismos.

   En cuanto a las cuestiones de moralidad ( sexo), la hipocresía es mayúscula. Tras la aparienca de sociedad católica y moralista hay un torrente de trasiego sexual sorprendente. Sirva un ejemplo: hay un buen número de hotelitos que se ocupan por horas, generalmente en la capital la hora de la comida en las zonas de servicios. Los llaman "pollos ..." ( mierda, no lo recuerdo en este momento; lo siento) porque en ese tiempo se compran un pollo que se han de comer rápidamente y darse al folleteo con algún/ a compañer@ de trabajo. A la tarde, dignamente, a casa con la legítima.

   Y más cosas que os iré relatando conforme las vaya observando y las fuerzas no me abandonen.

   Mañana para La Serena; a ver qué tanto hay de cierto en el nombre de la ciudad...

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