viernes, 3 de diciembre de 2010

La Serena y el cielo idem


Dejamos a nuestro intrépido Primaveras camino de La Serena, ciudad a la que llegó con bien tras sus buenas 16+2 horas de bus. Digo + 2 porque, con ser domingo no había pasajes en los buses directos y tuve que coger ( perdón, tomar) uno que iba a Calama y, de allí, esperar un rato y otro para S. Pedro de Atacama.
Primer contacto con los buses que llevan semicama y cama; arriba y abajo, respectivamente.
Son, evidentemente, más cómodos y te dan hasta cena ( muy similar al plástico alimenticio de los aviones), pero un bus es un bus y 16 horas de noche pesan, independientemente de altura o latitud.
Digresión: en SPA, hablando con un guía que provenía de Santiago, aunque estaba afincado allí, me decía que cada tanto iba a Santiago a ver a su hija. Ante mi asombro al recordarle que distaba muchos kms. él zanjó la cuestión con un sencillo y claro: " solo son 24 h., un solo día de viaje". Y no le faltaba razón numérica. De nuevo se nos evidencia que hay muchas cosas relativas, hasta Einstein resulta relativo a veces, ¿no?
La Serena, segunda ciudad fundada en el hoy Chile ( a Pedro de Valdivia el omnipresente se le hacía demasiado largo el tramo Santiago-Lima y decidió que convenía a sus tropas parar en algún punto del camino y, de paso, crear una cierta infraestructura admtva.-militar) hace honor a su nombre, a fe mia.
NI demasiado grande ni pequeña, ni fría ni cálida resulta acogedora. A su lado, tocándosen ya, Coquimbo, otro Benidorm-Villa del Mar.
Feliz encuentro en el hostel con Geo y Marion, pareja de dos, francesa, que recién llegan de N. Zelanda en su viaje alrededor del mundo de un año. Con ellos visito la ciudad y hacemos alguna excursión, pero eso ya es cosa de la siguiente entrada...









De cómo el cielo andino se ve que te ve...



Alguna excursión, decíamos. La primera, al observatorio Mamalluca. Aclaraciones al tiro: observatorio astronómico y Mamalluca quiere decir montaña resbaladiza.
Hay que decir que en esta zona de los Andes ( La Serena está en la costa, pero en un rato nos metemos en cordillera) el cielo es tan limpio que se han instalado 6 observatorios de entidades norteamericanas y europeas.
Cierta decepción al saber, ya en viaje, que Mamalluca es un observatorio para turistas y no uno profesional en uso. Bueno, es lo que hay. Ah, también hay luna llena, lo que impide ver las galaxias y demás con claridad; demasiada luz.
No sé si debería apostillar que hacía frío, bastante frío.
En todo caso, experiencia fantástica: explicación astronómica sobre el origen del universo, proyección en bóveda y comentarios varuios a cargo de guías astrónomos. Y la luna, y Júpiter, y el cielo austral, tan distinto al nuestro ( norte).



Tras las huellas de Gabriela Mistral...



Dos premios Nobel de literatura otorgan a Chile un lugar de prevalencia en las letras.
Ya hablamos del camarada Pablo Neruda ( más bien de sus casas); ahora toca la Mistral.
Sí, Gabriela MIstral, la segunda mujer en obtener el Nobel era chilena, nacida por estas tierras, en un pueblo del Valle de Elqui, aquí al lado, vamos. Vicuña es el nombre del pueblo.
Antes, dos informaciones al tiro: el Valle de Elqui es un lugar conocido en todo Chile por producir la mayor parte del licor llamado pisco, el más popular en Chile. Una especie de aguardiente de cerca de 40º que sale de la fermentación de una variedad de uva.
Con el tiempo, va aumentando la producción de vino en el Valle, pero el pisco sigue bien presente. Todo esto en detrimento de los frutales, que se han ido arrancando a destajo para el cultivo de la vid; exportación manda.
Pero lo que sorprende al viajero cuando visita el Valle es el milagro del agua: desde la ruta el verde de los viñedos, poderoso, supone el motivo central en un cuadro alargado en el que el marco, tremendo de grande y de gris, lo ensalza. Un espectáculo.
Y una singular proeza humana, pues aquí solo llueve unos 15 días al año. Ahora bien, el aprovechamiento del recurso es sorprendente ya desde antaño.
En el camino, la Ruta G. Mistral, el pueblo G. Mistral, el puente G. MIstral, el museo G. MIstral, el polideportivo G. MIstral, las plazas y calles G. MIstral...
Gabriela Mistral nació, claro, en este Valle, en Vicuña, pero al poco su familia se mudó a Monte Grande, otro pueblecito del Valle, donde pasó su infancia y adonde pidió ser llevada muerta por haber sido el tiempo más feliz que recordaba haber vivido. Hasta legó los derechos de su obra a los curas de la zona para su administración en beneficio del pueblo.
Se hacía llamar Gabriela Mistral ( Gabriela por una poeta de la época y de la zona y Mistral por el viento del Valle), pero fue bautizada como Lucila del Perpetuo Socorro. Y fue bautizada apenas nacida, pues se la veía tan débil que temían muriera; así la encomendaron al Perpetuo Socorro.
Fue nombrada cónsul de Chile en varios lugares del mundo, entre ellos Madrid, donde se codeó con MIguel Hernández, F. Gª Lorca y otros muchos y llegó a obtener el premio nacional de literatura de Chile ¡6 años después que el Nobel!
Su poesía es a veces desgarradora ( en lo poco que la he leído, eh) y se sabe, detalle sin importancia hoy, no así en su época y sociedad, que era lesbiana.



Al tercer día en La Serena viene Tais, un holandés trabajando en Chile por unos meses que se presenta con la inmediata disculpa por el feo partido de su selección en la final del mundial de Sudáfrica. Para las chicas informo que este verano hubo mundial de fútbol.



Y con estas gratas impresiones en retina y corteza cerebral ponemos rumbno a San Pedro Atacama; el desierto más desierto del mundo nos espera.












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