domingo, 21 de noviembre de 2010

Vengo de irme...

   De despedirme vengo, del Océano Pacífico, aclaro, por un tiempo.

   Mis pasos ahora van hacia el interior y los idem.

   Dejo, pues, a mi espalda este oceanote grandote, de playas salpicadas de banderas rojas y alguna caleta, bien pocas, donde dan tregua al bañista. Este oceanote de aguas indomables, de  resaca y tente tieso. Este oceanote de arenas poderosas y grisáceas. Este oceanote de Humbolts y otros que le van añadiendo sus apellidos como los mejillones se adhieren a las rocas. Sobrio cual románico, las olas van llegando con su grueso contrafuerte, que parece que hayan de soportar la América toda, como si se venciera hacia este lado.

   A este mar de mares dejo, por ahora, a mi espalda, que los interiores ( los de la Pachamama y los que uno lleva dentro por descubrir aún) me reclaman.


   Creo que por un tiempo, quizás meses.


  

martes, 16 de noviembre de 2010

De casas, y otras cosas.

   ¿Os habréis fijado, seguro, en el inteligentísimo, a la par que atinado, comentario de nuestro Paco R., no? Ojo, sin asomo de coña, eh. Lo digo tal cual.

   Y da para mucho, ya lo creo. Que si las ideas preconcebidas, que si la simplificación de las mismas, que si la coherencia ( y en esto, tela, eh, que solo para ponernos de acuerdo en su contenido ya la tiramos larga), que si las "verdades", que si los envoltorios...

   ¡Quién soy yo para meterme a opinar de cosas que me exceden y debatir sobre el sentido de lo que nuestro bienamado Paco dice! No, no llegaría más allá que de unas frases más o menos ocurrentes, más o menos intuitivas. Osea, tontadas.

   Dejadme, pues, seguir con lo que había iniciado antes de que Paco elevara el tono hasta llevarlo a la esencia de las cosas; esto es, en el terreno de la mera improvisación facilona. O, como dicen aquí, " al tiro".

  " A menudo es difícil ser rojo sin un patrimonio que lo permita y D. Pablo lo tenía", dice P. Pues bien rojo podía permitirse ser; su patrimonio, al menos el inmobiliario, era de aúpa. Tres casas como tres palacios, de esas que te quitan el hipo; o te lo dan. Digo, tres de esas que eran suyas-de-él, solo de él, que fue dejando otras en manos de sus ex-esposas.
 
   Vale que le viniera por cónsul  y no por poeta ( los posibles, se entiende), pero por comunista se tenía cuando las fue adquiriendo. Hablamos de bienes raíces donde echó las idem, que tuvo también otras casas por el ancho mundo.

   Dejadme, ya que las mentamos, que os diga cuatro cosas de estas propiedades. Repito, sin intenciones ocultas: la de Santiago, en una zona privilegiada, a las faldas del Cerro San Cristóbal. Aún hoy es un lugar verde y espectacular. La Chascona, la llamó, por el revoltoso cabello de su mujer de entonces, Matilde.

   La de Valparaiso, La Sebastiana, se halla bien iniciada la subida a uno de los cerros de la ciudad, y desde ella se divisa toda la bahía; otro espectáculo.

   Y llegamos a la Isla Negra, que, por cierto, no es isla; su favorita. Ahí vivió bastantes años entre ellos los últimos. De ahí lo sacaron, enfermo, para morir en un hospital de Santiago. Esta casa es una obra de arte que fue diseñando conforme los años iban pasando desde el momento en que compró el terreno y la comstrucción (70 ms) que en él había a un español hasta sus 700 ms. actuales.

   Voy a intentar describiros algunos aspectos que yo creo de interés, pues no se puede fotografiar el interior, que es donde reside su esplendor. Amén del emplazamiento, claro está.

   Digamos que son como dos concepciones: una, de barco ( a él le gustaba calificarse de marinero en tierra); la otra, según el modelo de las casas del sur donde vivió de niño.

   La primera, con techos curvos y puertas angostas, como si de un verdadero barco se tratara. Colecciones de figurasde cascarones de proa y popa que quitan el aliento, ventanales descomunales hacia el mar, ese mar de piedras negras que dan nombre a la zona.

   La segunda, más libérrima, tiene salas dedicadas:  a un enorme caballo de papel cuché, un retrete erótico-surrealista...

   Se ve que gustaba de coleccionar cosas y las hay ( colecciones) por doquier. No colecciones menudas, no, sino muy trabajadas. Cristalería, loza, conchas, barquitos en botellas, instrumentos náuticos, máscaras, instrumentos de navegación, diablillos mexicanos, tallas...Todo con un gusto refinado.

   Por lo visto recibía a sus amistades y hacían mascaradas, preparaban aperitivos exquisitos, celebraban fiestas. Pero, he ahí lo sorprendente ( para mi al menos), nunca preparó una habitación para que se alojaran. Por muy espaciosa que era la casa, no se quedaban en ella las visitas; y eso estaba más bien a desmano en aquellos años.
   Fuera, su tumba y la de su última mujer ( no se puede decir que las coleccionara, pero tuvo varias también) en lo que sería la proa de un barco. De esto sí creo que hay foto.

   No sé porqué ( realmente no se parecen en nada) me venía en mente la casa de Port Lligat de Salvador Dalí.


   Vamos con las otras cosas. No pretendo ni ser exhaustivo ni sistemático, eh. Cosas al tiro, como decíamos: a veces intento meterme en la piel de alguien que llega a España por vez primera y descubrir en este juego qué me chocaría por las calles. Siempre he pensado que la gran cantidad de bares y estancos. Pues las farmacias vienen a ser aquí lo que los bares y estancos en España. Las hay por castigo. Si estás enfermo, vas a la farmacia antes que al médico; por cierto, apenas se ven consultorios. El otro día y viendo que la guerra de trincheras contra el virus no me daba buenos réditos, a la farmacia que me fui en Valparaiso. Esperé mi turno ( había otros " pacientes" explicando sus síntomas) e hice lo propio: le conté a la química ( así se llaman quienes regentan estos establecimientos) lo que me pasaba, le tosí, contesté a sus preguntas y me hizo un tratamiento: expectorante y antibiótico 500 mgs. Como yo quería indagar sobre estos procedimientos ella me aclaró que el mancebo no hubiera podido vendérmelos, pero que ella sí, pues era la química. De eso hace tres días y cierta evidente mejoría.

   De resultas de estas mis pesquisas he descubierto que la sanidad pública tiene muchas carencias y está muy muy corrompida. Me explico: Ángel, que lleva varios años viviendo aquí y cuya esposa e hijos son chilen@s, fue muy claro: si tienes una enfermedad muy grave, te mueres; y si es solo grave, probablemente también, salvo que tengas dinero y vayas a la privada. Otro chileno me explicó que la corrupción en la sanidad ( fundamentalmente con las recetas y medicamentos) era producto de los bajos sueldos del sector. Sea por eso o por otras razones, nadie discute que la corrupción es grande.

   Las casas: por lo que voy observando por ciudades, pueblos y carreteras, las construcciones suelen ser de planta calle nomás, al menos extrarradios y mundo rural. Y de muy mala calidad de materiales: madera, chapa, techos de zinc. En la Santiago de las zonas de servicios y residenciales, todo cambia.

    Al aguacate, nombre amerindio donde los haya, lo llaman palta.

    En los restaurantes te preguntan que qué quieres como agregado ( acompañamiento de plato principal).

   Ves" la polla" por todos lados; están refiriéndose a un juego de lotería muy popular.

   La verdad es que tienen una enorme riqueza de modismos.

   En cuanto a las cuestiones de moralidad ( sexo), la hipocresía es mayúscula. Tras la aparienca de sociedad católica y moralista hay un torrente de trasiego sexual sorprendente. Sirva un ejemplo: hay un buen número de hotelitos que se ocupan por horas, generalmente en la capital la hora de la comida en las zonas de servicios. Los llaman "pollos ..." ( mierda, no lo recuerdo en este momento; lo siento) porque en ese tiempo se compran un pollo que se han de comer rápidamente y darse al folleteo con algún/ a compañer@ de trabajo. A la tarde, dignamente, a casa con la legítima.

   Y más cosas que os iré relatando conforme las vaya observando y las fuerzas no me abandonen.

   Mañana para La Serena; a ver qué tanto hay de cierto en el nombre de la ciudad...

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domingo, 14 de noviembre de 2010

¡Coño, el Pacífico!

¡Y qué decir de semejante océano, si ya el tal Núñez de Balboa ( ¿ fue él, no? Se ruega confirmar en libro de la ESO) lo dijo todo con solo nombralo, forzando al máximo así  tropos y libertad literarios en este magno ejercicio de conceptualismo surrealista!

En el camino.

   Son las 4pm. hora local. Desde este cerro que llaman ( un momento, que voy a consultar el plano que llevo en el bolsillo; ah, sí: San Cristóbal), eso, S. Cristóbal, veo la ciudad que se extiende cual tortilla con tropezones( los rascacielos, que los hay; yo pensaba que no, por lo de los terremotos, vaya) hasta donde otros cerros o montañotas la contienen. Y aun estas a duras penas, que el urbanismo trepa en Iberoamérica con alegría de pobres.

   Entre tanto ( de la cantidad, no de tiempo), el Estadio Nacional, de Augusto y cruel  recuerdo, hoy rojo ( de color pintado, que ya tiene guasa, ya) ofrece un fuerte contrapunto a las nieves de las cumbres, tan poderosas, tan cercanas.

   La Avda. Providencia, el Río Mapocho ( lo más bonito el nombre)...Efectivamente, vuestro Baku se encuentra en Saantiago, de Chile, se entiende.

   ¿Que cómo he llegado hasta aquí? Pues en el funicular, por 950 pesos; fácil.

   ¡Ah, la ciudad! Pues con Iberia, va para 30 y tantas horas ( no decir pico, que es palabra malsonante).

   ¿Que por qué iniciar mi particular " Camino de Santiago" precisamente por Santiago de Chile es harina de otro costal, del de azares y caprichos de las tarifas de las compañías aéreas: Madrid-Santiago Cl., Santiago Cl.-Madrid ( 08 nov./ 14 abril), 3,400 puntos Iberia plus.

   Pero volvamos al cerro. Hoy, con sol ( ayer me recibió un cielo gris y un clima húmedo tirando a fresco) los Andes se imponen cual tapia de patio de recreo infantil.

   No es el impacto-sopetón total de las pirámides de Gizeh en Giza, El Cairo, pero va por ahí.

   Y desde el cerro aún se hace más patente y potente.

   En la cima, cómo no, su santuario mariano, este con rincón para agradecimientos varios, ya fungibles ( velas), ya inventariables ( placas). ¡Cómo de cercanas son las cosas en puntos tan distantes, eh. Como en la India, ¿verdad muchach@s? Cima que veo, santuario que te arreo. A la Virgen o a Krishna, detalles.

   ¡Ay, si me viera capaz de acompañar estas letras con alguna fotografía! ¡Yo os invoco, Dios@s Crueles de la Informática, para que liberéis a este Segismundo encadenado por su torpeza!

   Dices, pues, Baku, que pasan de 30 las horas que llevas por estos lares. Dinos, dinos qué has hecho en este tiempo. Claro, claro: pues tras dejar el aeropuerto ( podría estar en cualquier otra ciudad), bus, metro y a buscar la dirección del bueno de Ricardo, alma gentil que me acoge en su casa unos días y que resulta ser, además de tal, divertido y rápido de cabeza cual centella. Y con sus buenas arrobas de bonhomía.

   Me deja, llaves y a mi mismo, y me lanzo a pasear y pasear para hacerme un poco a la ciudad y conjurar el cansancio de la noche viajando con el niño llorón de al lado, que si me dejo me dormiré y no conviene para superar el estacazo ( traducción directa) del cambio horario.

   Y en este pasear, voy haciendo " paradinhas" varias: oficinas de turismo, iglesias, bares, librerías...

   A la noche, velada zaragozana con Ric, Jorge ( trabaja con él) y algunas cervezas.

   Despedida y al saco ( literal).

   Ah, se me olvidaba: os echo mucho de menos y he comprado billete para Isla de Pascua; 9 de abril, qué remedio si uno no es business class.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Varado en Valparaiso...

   Si te apetece, mañana a eso de las 7 am. voy para Viña del Mar, me dijo hace unos días Ricardo. Yo ya pensaba, ya, pero unos días más tarde. Claro, me tentó la idea de viajar con Ric, a pesar de la hora ( eran más de la 1 cuando me lo proponía, y aun debía disponer lo necesario) y de cierto cansancio. También por charlar durante el viaje con Ric, a quien ya califiqué en la anterior entrada santiaguera como un tipo genial.

   " Tírate del auto"-me dijo al legar a Viña-, que llego tarde a   la reunión. Y añadió: Viña es como Benidorm, pero si continúas por la costa llegarás a Valparaiso, que sí es linda.

   No le di muchas más opciones a Viña del Mar. Bueno, sí, toparme con el Océano Pacífico ( ver otra entrada; esta con foto) y pasear un rato.

   Y sí, siguiendo la costa se llega a Valparaiso...en varias horas. Mejor tomar un bus, que muchas líneas son compartidas por ambas ciudades.

   Ya Valparaiso es otra cosa; se nota apenas llegas. Digo, de interesante y bonita. Y algo rara, añadiría. Una ciudad que nace por y para su puerto, pero que desarrolla una evidente vocación de cabra que siempre tira al monte colonizando cerro tras cerro, siempre en dirección contraria al mar que la parió.

   No es cuestión de entrar en muchos datos históricos, pero parece que tuvo un desarrollo espectacular en muy pocos años producto del comercio, primero de la exportación del trigo chileno hacia la California de la fiebre del oro y luego de otros bienes . Hablamos del XIX, claro. La apertura del Canal de Panamá la dejó muy tocada.

   Esos cerros se las gastan en altura, eh. Solución que se les ocurrió: poner una especie de elevadores, nada menos que 15, entre  1883 y 1916. Y ahí que siguen casi todos en funcionamiento para moradores y turistas, más de lo primero.

   Y las casas, de  madera mayormente, de algunos cerros han sido recuperadas para el turismo a puro de pintarlas de atractivos colores, lo que ha dado lugar a zonas muy muy coquetas para el deambular de los visitantes. Todas ellas bien provistas de coquetos restaurantes, hoteles, hostels, bares y tiendecitas de arte, sobre todo.

   El caso es que por esto, por su comida ( buenas pailas marinas, una especie de sopa bien surtida de mariscos) y su ambiente en general ( añádase que hay un Fórum Internacional de las Culturas por estas fechas; bueno, hoy hay tunos, pero ayer había ópera), aquí que llevo 3 días, cuando había traído ropa para una tarde, máximo una dormida. Habrá que volver, digo yo, a esa Santiago que desde aquí se ve aun más grande. Quizás mañana.

   Y por fin hemos entrado en la vida de "hostel": gentes viajeras con mucho que contar. Qué sé yo: Carlos, argentino, 2 años viajando con sus cerca de 60 tacos; Nirit, israelí, 24 años, con un español aprendido en dos meses en Buenos Aires, por citar dos ejemplos. A mi este barrillo me va, ya lo sabéis, querid@s.

   Miguel me dice en un comentario que  visite la Casa de Neruda en Isla Negra, que está por estos lares. Pero vaya con el maestro: ¡tres casas poseen el marchamo de casa de Neruda, y las tres de postín; menuda vida se llevaba nuestro Pablito! La Chascona, en Santiago ( ¡ y en qué zona, eh, junto al cerro!), La Sebastiana, en Valaparaiso y esta de la Isla Negra. Gran pionero del boom inmobiliario, a lo que parece...

   Sea como fuere, yo tan a gusto en mi hostel Licanantay, llevado por gente muy amable y con mucho que compartir. Como compañeros de cubil, ayer una pareja de australianos, hoy un parisino y dos checos.

   Olvidaba contaros que aquí, no en Santiago, he visto grafitis de Salvador Allende. Parece que es una ciudad más politizada. Ya sabemos que con el golpe de D. Augusto, quien no se podía escapar del pais venía a confundirse entre estas calles.